Retrato de casada. Maggie O'Farrell
"Retrato de casada" (2022), está ambientada en el siglo XVI en Florencia y Ferrara, cuando la nobleza gozaba de gran poder e influencia, ampliando su dominio a base de enlaces matrimoniales a conveniencia, contratos que esclavizaban desde la niñez a las mujeres, convirtiéndolas en amas de cría, cuya única finalidad era engendrar herederos que permitieran perpetuar los linajes y las casas.
Se trata de un libro desasosegante, que pone en relieve el papel doloroso que cumplían las mujeres desde la cuna, y de una cultura interiorizada que lo promovía y lo veía como algo normal. Los padres y madres mercadeaban con sus hijos para asegurar el futuro de las familias.
Lucrezia es una de esas niñas. Una niña peculiar, pequeña para su edad, con una sensibilidad especial para el arte y un carácter difícil, que la hace ser apartada del resto de sus múltiples hermanos y ser criada en las cocinas del palacio, por una nodriza y por Sofía, la gobernanta del Gran Duque de Florencia, nada menos que Cosimo. Lucrezia es su hija, aunque para él y su mujer es solo mercancía con la que negociar.
La muerte prematura de María, su hermana mayor lleva a Cosimo a emparejar a Lucrezia, de tal solo doce años, con Alfonso, heredero al ducado de Ferrara y prometido de María. Sofía intenta retardar al máximo el momento del emparejamiento, retrasando la prueba de la madurez de la niña.
Lucrezia pasa de la inocencia de la infancia a las intrigas palaciegas de Ferrara, del manto protector de Sofía a las despiadadas y egoístas garras de Alfonso, un personaje bipolar, oscuro y violento, que impone su voluntad a cualquier precio y que busca un heredero que asegure su linaje y aleje la insurrección de su madre y su hermana mayor, desde su exilio en Francia.
Lucrezia se va marchitando, sola y acosada por su marido, asustada y temerosa de ser asesinada tras pasar el tiempo y no quedar embarazada.
¿El final? Sorprendente y seguramente justo para Lucrezia, y una muestra más de que no todos eran iguales en aquella época, y que lacayos y nobles estaban a diferentes niveles de la vida y de la muerte.
Un relato vibrante, desasosegante, como acostumbra O'Farrell desde la magistral "Hamnet". Una escritora que te hace alucinar con su capacidad de novelar la historia e hilar tramas que te enganchan de principio a fin.

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