Como agua para chocolate. Laura Esquivel

"Como agua para chocolate" (1989) me ha gustado mucho. Realismo mágico en pleno esplendor, sin nada que envidiar a "El amor en los tiempos del cólera" de García Márquez. 

Laura Esquivel plantea una novela muy redonda, usando como hilo conductor la comida, las recetas de comida. Un recurso que no sobra, que funciona muy bien en el libro y que abre el apetito.

Ambientada en el México revolucionario de finales del siglo XIX, en una hacienda gobernada con puño de hierro por Mamá Elena. 

El argumento gira en torno a Tita, la hija menor de Mamá Elena, su relación con la comida y esa cocina en la que se hace poco menos que magia.

Enamorada Tita de Pedro, una arcaica costumbre que marca que la hija menor ha de servir de por vida a su madre, quedando soltera y sin hijos, impiden la boda de ambos. Pedro se casa con Rosaura, la hermana mayor de Tita, para mantenerse cerca de ésta, dado que su amor no desfallece.

Tita encuentra consuelo en la cocina y en el cariño de Nacha, de la que aprende todo lo relativo a la cocina. Es una joven soñadora, alegre y con un talento especial para mezclar ingredientes como si fuera una hechicera. Su madre la maltrata, la veja y la ningunea constantemente, acechándola y sospechando siempre de malas artes en cualquier cosa que haga.

Amores y desamores, fugas, castigos, hijos, todo un cúmulo de circunstancias van forjando la vida de Tita y de la hacienda, que va despezándose poco a poco.

John, un médico que llega a la zona, se enamora de Tita. El triángulo amoroso está servido, mientras Gertrudis, la tercera hermana, se convierte en guerrillera.

El amor de Pedro y Tita resiste todos los avatares y el paso del tiempo. Su felicidad, sin embargo, está maldita, y la magia que tantas veces ha favorecido los intereses de Tita esta vez le da la espalda. O tal vez no, y el desenlace de la novela demuestra que la magia obra milagros y que hay que ver más allá de lo esperable.

Una novela muy buena, bien hilada, entretenida, con personajes variopintos, una heroína central de enmarcar, mucho drama y un toque de comida y magia que queda muy bien.

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