Tristana. Benito Pérez Galdós
Escrita en 1892 por Benito Pérez Galdós (1843-1920) y perteneciente a la etapa de novelas contemporáneas, "Tristana" nos habla de la vida de una joven, que queda al cuidado de un amigo de la familia, Don Lope, un crápula que la triplica en edad y que ve en ella una presa más que añadir a su amplio repertorio.
Es Tristana una joven bella e inocente, dotada de un idealismo que roza la locura, que no ha tenido prácticamente juventud, cercenada por Don Lope, pero que lleva con elegancia y desapego, volcando en Saturna, la criada, sus reflexiones, ansias y anhelos.
Así transita su vida, en un barrio del centro del Madrid, cuando conoce a Horacio, un joven artista, del que queda inmediatamente enamorada. Nunca había conocido el amor, y éste le impacta de lleno. Lo mismo le sucede al pintor, estableciéndose una suerte de amor proscrito, platónico y etéreo, lleno de promesas y de ternuras.
Sin embargo, y aquí viene lo innovador de Galdós, Tristana rechaza los convencionalismos. No quiere casarse, ni tener hijos. Quiere aprender una profesión, ser independiente, ganar su dinero y ser reconocida por ella misma y su valía, y no ser un mero accesorio de un hombre.
Esta actitud, en la que Galdós plasma sus ideas liberales y feministas, choca mucho en Horacio, al que desconcierta la manera de pensar de Tristana.
Mientras, Don Lope, empieza a recelar de las salidas de la joven, y los celos le carcomen.
La marcha de Horacio a la costa, por la enfermedad de una tía, supone un punto de inflexión. Se cartean con frecuencia, de forma bucólica y encendida, pero la distancia va distorsionando la imagen que uno tiene del otro. Horacio se siente renacer lejos de ella, mientras Tristana idealiza la figura del artista hasta límites insospechados.
Una enfermedad repentina de Tristana la lleva a una decadencia que solo palía el amor convertido en paternal que Don Lope le dispensa, alejados ya los pensamientos turbios y zafios del donjuan.
El regreso de Horacio no es lo que ambos esperaban, rota ya la magia. Se inicia así un distanciamiento que pronto resultará definitivo.
Se cierra así un período de la vida de Tristana, que se vuelca en la música y la iglesia, trascendiendo su vida, llegando a un plano de existencia espiritual, alejado de lo terrenal, que termina con su matrimonio con Don Lope, una medida que a ella le es indiferente, pero que les permitirá seguir con su vida.
Un cierre que desconcierta aunque no sorprende, pues desde el principio se intuye que la novela tendrá tintes dramáticos y que terminará de forma un tanto triste, reflejando la transición de la madurez a la vejez de Don Lope, la de la juventud a la madurez de Tristana y la necesidad que tienen el uno del otro, de mantener la costumbre que les ha unido toda la vida.
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