A sangre y fuego. Manuel Chaves Nogales

 De acuerdo con la crítica, uno de los mejores libros escritos sobre la Guerra Civil Española. Manuel Chaves, periodista y escritor, escribió varios libros sobre la época convulsa que le tocó vivir, tanto con la Guerra Civil Española como con la II Guerra Mundial, primero desde España y luego exiliado desde Francia.

Escrito en 1937 y publicado por Libros del Asteroide, "A sangre y fuego", con el gráfico subtítulo de "Héroes, bestias y mártires de España", recoge nueve relatos sobre el conflicto español. Recogidos en primera persona, son testimonios reales, sucesos reales, personas reales. Esto los hace más gráficos, más crudos y más dolorosos.

Chaves Nogales trata de presentar las dos caras del conflicto, trata de simplificarlas en una sola, dado que la violencia y los abusos se cometieron en todas partes y a todos los niveles, desde los fríos asesinatos hasta los abusos de poder.

Se compone de nueve relatos:

¡Massacre, massacre!

Las delaciones están a la orden del día en Madrid. Traiciones, rencillas, odios y envidias se resuelven con un chivatazo sin fundamento que suele acabar en el cárcel o el fusilamiento.

Valero, miembro de las fuerzas leales, tiene a su padre, militar de carrera, en la cárcel. Nada puede hacer por él. Cuando un bombardeo fascista acaba con una masacre en las calles de Madrid, los instintos más bajos se desatan. La venganza está servida. Se asaltan las cárceles y se fusila sumariamente a los presos, en su mayoría militares, por el simple hecho de que sus afines han asesinado a ciudadanos inocentes. Sin juicio ni presunción de inocencia. El ojo por ojo es la única ley que impera en las calles de Madrid.

La gesta de los caballistas

Rafael, un señorito, parte con sus caballistas a la batalla, para liberar algunos pueblos en manos de las fuerzas leales. El exceso de confianza les lleva a entrar en un pueblo que se convierte en su sentencia de muerte, ya que son diezmados. 

Rafael consigue sobrevivir. A pesar de las apariencias, le queda un rinconcito en su alma de humanidad y comete dos deslices, primero dejando escapar a un republicano del pueblo y segundo, no ejecutando a un antiguo conocido, Julián.

La falange le tacha de traidor y acaba en la cárcel junto con Julián. Pero el destino es ambos es dispar. Julián, afín a las fuerzas republicanas, es fusilado, mientras Rafael, desencantado de aquello en lo que creía, acaba en Gibraltar, exiliado pero vivo.

Y a lo lejos, una lucecita

En la Madrid cercada por el ejército rebelde, los republicanos tratan de localizar a los espías que desde la ciudad dan información a los sitiadores para continuar con su inexorable avance.

El miliciano Pedro, durante una guardia nocturna, detecta una luz parpadeante en una azotea del barrio de Salamanca. Tras comunicarlo, se inicia una carrera contrarreloj por atrapar a toda la cadena de informantes antes de que amanezca. Así llegan hasta las estribaciones de la Sierra de Guadarrama y más allá, hasta las líneas enemigas, donde acaban con el último eslabón de la cadena de espías a costa de su vida. El sacrificio por unos ideales llevado hasta las últimas consecuencias.

La Columna de Hierro

Narra el abuso y las tropelías cometidas por este grupo anarquista, que procedente de Teruel, se independizó de las fuerzas republicanas y sembró el terror por la zona de Levante, robando y asesinando sin orden ni concierto.

Llegan a un pueblo para, abusando de su poder, coger lo que quieran y fusilar a los presos fascistas que guardan en la cárcel.

La sublevación del pueblo ante la crueldad sin argumento, lleva a un enfrentamiento singular entre dos bandos que debería sobre el papel ser uno solo. Las divisiones del bando republicano que fueron una de las causas de la derrota quedan aquí claramente reflejadas.

El tesoro de Briesca

Un intelectual trata de poner a salvo las obras de arte de una de Castilla ante el empuje de los rebeldes. Entierra lo que queda en el pueblo de Briesca antes de ser arrasado y se traslada a Madrid donde, durante un tiempo, lucha contra el expolio de unos y otros, asistiendo impotente a la destrucción de la Historia. 

Desencantado y sin ideales, coge un fusil y se marcha al frente, donde muere en combate, dejando tras él, en el olvido, el tesoro enterrado de Briesca.

Los guerreros marroquíes

En la sierra de Ávila, un beduino enrolado en el ejército sublevado es capturado por las fuerzas republicanas y ajusticiado. Sus compañeros, junto con el Tercio destacado en esa zona, arrasan los pueblos y masacran a los habitantes. Desde allí, son trasladados los guerreros marroquíes al frente de Madrid, donde tras una cruenta batalla mueren en combate. Su líder es detenido y trasladado ante un Comité, que decide fusilarle sin más argumento que haber estado en el bando equivocado en el lugar erróneo.

¡Viva la muerte!

Un hotel de la sierra de Madrid, cuyos huéspedes son de clase acomodada. Desde aquí se vive el levantamiento de Madrid ante la sublevación. Pronto los empleados muestran su alegría y los huéspedes su pavor ante la canalla roja.

Los huéspedes tratan de huir, pero son retenidos. Se temen lo peor. El señor de Tena consigue huir temporalmente, pero se ve inmerso en un fuego cruzado y regresa al hotel. Tres empleadas, Rosario, Carmen y Adela, le dejan huir vestido como un republicano.

Pero poco dura la alegría y los rebeldes arremeten brutalmente en la zona, causando muchas bajas entre los republicanos nada instruidos ni equipados.

Tiempo después, el señor de Tena se ha convertido en responsable de Falange en Valladolid. Se entera que las tres muchachas que le salvaron de alguna forma han sido arrestadas y van a ser fusiladas. Su conciencia le impulsa a hacer algo, a devolver el favor que le hicieron. Pero el orden de las cosas y las apariencias le llevan finalmente a mirar hacia otro lado. La valentía se vendía cara en esos tiempos.

Bigornia

Bigornia, un recio y bravo herrero, vive con su mujer y su prole aislado del mundo, entre chatarra, en los arrabales de Madrid.

Se presenta voluntario para liberar el Cuartel de Montaña, donde se han atrincherado los sublevados. Dotado de una fuerza, un coraje y un optimismo desbordante, lidera el asalto y consiguen someter a los rebeldes. Este hecho que marcó el inicio de la contienda ya deja un mal sabor de boca a Bigornia, por las ejecuciones sumarias y arbitrarias que contempla.

Sus habilidades como mecánico le llevan a poner a punto los vetustos tanques que partirán de Madrid para enfrentarse a los sublevados que llegan desde Extremadura. La lucha es cruenta y desigual, los vehículos no dan para nada y el ejército leal, pobremente equipado e instruido, huye despavorido ante el empuje de los sublevados.

Bigornia reniega de todo y, tras rescatar a una madre desamparada y a su hija, vuelve con su familia, ante la imagen de cobardía y caos del frente republicano.

Tiempo después, en un último acto suicida, se pone al mando de un tanque ruso, recién llegado a Madrid, para defender la ciudad. Muere como vivió, dándolo todo, sin arrugarse y echarse a un lado, entregando su vida por un ideal en el que poca gente creía.

Consejo obrero

El revanchismo y el ansia de poder no conoce límites ni colores. Así, el consejo obrero formado por comunistas y sindicalistas sentencian a Daniel y Bartolo cuando toman el control de la fábrica. Al primero por no haber apoyado las huelgas previas y al segundo por su pasado falangista.

El relato se centra en los intentos de Daniel y Bartolo por quitarse ese estigma, por escapar de esa sentencia de muerte. Se afilian a la CNT buscando la salvación, pero el final de la historia está escrito con sangre desde la primera letra.

Pero la causa del pueblo se había perdido por este sencillo hecho. Porque el consejo obrero de una fábrica había tomado el acuerdo de expulsar a un obrero por el delito de haber defendido su libertad

El refugio

Es sin duda el más cruel de los relatos. En Bilbao, uno de los constantes bombardeos del ejército rebelde sobre la ciudad destruye un refugio antiaéreo con más de trescientas personas dentro. El horror se personifica en un matrimonio, cuyos cuatros hijos quedan sepultados bajo los escombros. 

La lucha contra el tiempo, la pérdida de la esperanza, la desolación. Y finalmente el drama, al ir apareciendo los cuerpos sin vida de los niños. Tres de ellos aparecen al iniciar el desescombro. El padre, buscando la esperanza donde no la hay, sigue buscando a la niña. Y la encuentran, atrapada entre grandes bloques de cemento y escombro. Luchan los voluntarios por liberarla, el padre le da consuelo y ánimo. Todo resulta inútil. Consiguen liberar a la pequeña, que fallece de las heridas en los brazos de su padre, que permanece solo y enajenado sobre los escombros, mientras un nuevo bombardeo fascista asola la ciudad.

Un relato muy duro y desolador.

Hospital de sangre

Este último relato, ambientado en un hospital religioso de Bilbao, es el más breve de los nueve. Una monja asiste como enfermera a unos heridos anarquistas asturianos, que reniegan de Dios y de los Hombres, mientras escribe una carta a Indalecio Prieto, su tío, rogando por una pronta resolución de tanta barbarie.


En resumen, A sangre y fuego es una obra imprescindible, dura pero enriquecedora, que muestra en primera persona lo que sucedió en aquellos aciagos días, en ambos bandos, indiscernibles por momentos uno de otro, cuando solo la barbarie, el odio y la violencia dominaban al hombre.

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