El adversario. Emmanuel Carrère
Emmanuel Carrère (Francia, 1957) reconstruye en "El adversario" (2000) la vida del sociópata y psicópata Jean-Claude Romand, un personaje que hizo temblar los cimientos de la sociedad francesa en la década de los 90 del siglo XX.
Romand logró llevar una doble vida durante casi 20 años, a base de embuste y ocultismo. Construyó una familia idílica, a la que aisló de su vida profesional, supuestamente la de un médico de prestigio que trabajada en la OMS en Ginebra.
Su intachable conducta de cara a la sociedad permitió sobrevivir a base de mentiras y de manejar el dinero de los demás, a los que estafó vilmente para continuar con esa zozobra vital.
No sabía quién era realmente y así continuó durante años. Los vecinos y amigos le tenían por un profesional de éxito, con un gran sueldo, una familia fantástica. Un gran compañero y ciudadano.
Su deriva adquiere tintes fatales cuando empieza a cambiar sus hábitos, al enamorarse de otra mujer y convertirse en su amante. Su ritmo de vida subió, buscando impresionar a la mujer. Sus continuos viajes a París, sus falsas coartadas cada vez más difíciles de mantener y sus innumerables mentiras, terminaron por provocar la tragedia.
Cuando se vio acorralado, tras haber acabado con los ahorros de familiares y amigos, terminó de quitarse la máscara, mostrando el monstruo que llevaba dentro.
Primero, acabó con su mujer y sus dos hijos pequeños. Tras dejarlos arropados en su casa, fue tranquilamente a ver a sus padres, a los que estaba muy unido, para asesinarlos a tiros. Abandonó como si nada la casa de estos, para viajar en coche a París, a cenar con su amante. Tras intentar asesinarla, consiguió convencerla de que había sido un impulso fruto de su enfermedad terminal (a lo largo de su doble vida, fueron varias las ocasiones en las que afirmó ser víctima de un cáncer como tapadera a su comportamiento), volvió a su casa, donde estuvo horas viendo la televisión hasta prenderla fuego, fingiendo un asalto o un suicidio.
Los vecinos y amigos no podían creer las noticias que salieron horas después, cuando empezó a rasgarse el velo de oscuridad y secretismo con el que cubrió su vida.
La sociedad estalló en un shock, a la vez que lloró a las inocentes víctimas, engañadas durante años.
Carrère estableció contacto con Romand y sus conocidos, para tratar de reconstruir la psicología y la vida de este asesino múltiple que desconcertó a toda Francia, y que aún cumple condena.
Con maestría, nos traslada a las escenas en las que nunca estuvo, nos mete en la mente de Romand y hace un retrato de un adversario que se desdobló durante veinte años, engañando a todo el mundo, incluso a sí mismo.
Una gran novela, aunque quizás es más bien un ensayo de un hecho real, un trabajo periodístico, más que una novela.

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