Zorba el griego. Nikos Kazantzakis
Tocaba hincarle el diente al clásico entre los clásicos de la literatura griega del siglo XX. Publicado en 1946 por Nikos Kazantzakis (1883-1957), nos narra las enseñanzas que recibe el narrador, un joven intelectual que decide embarcarse en una aventura personal en busca de la esencia de la vida, de las claves, tratando de huir de su visión teórica de ésta y tratando de entender qué es la vida real.
Para ello, se busca como compañero a Zorba, un hombre que se ha comido la vida a bocados, que vive intensamente cada instante, que no escatima ni un gramo de energía y pasión en cada cosa que hace, en cada cosa que siente.
A través de Zorba, el autor nos da pinceladas de la Grecia de finales del siglo XIX, de los conflictos que asolaron el sureste de Europa. Los ojos de Zorba son un espejo en el que mirarse. Invitan a la reflexión, a cuestionarse si tiene sentido vivir con precaución, con el freno de mano echado, o bien lo que hay que hacer es vivir cada instante como si fuera el último. Tal es el modus vivendi de Zorba y de él empapa hasta la médula al narrador.
Ambientado en Creta, nos habla de las costumbres de la tierra, de las envidias y los odios, de los sueños rotos, de la esperanza, del sudor, de la sangre, de la muerte. Pero, sobre todo, nos habla de la vida.
Un libro interesante, por momentos engancha, aunque en mi opinión es excesivamente largo, con una reiteración en los mismos temas y conversaciones. No tiene ritmo por momentos, resulta farragoso en el algunos párrafos, aunque intenso en otros. Un libro de luces y sombras, pero que es una buena lectura en cualquier caso.
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