Las uvas de la ira. John Steinbeck

Empiezas a leerla y sabes que va a ser un gran libro desde el principio. Una obra magna, enorme, imprescindible. De las que dejan poso y no se olvidan fácilmente.

Escrita en 1939, "Las uvas de la ira" nos habla a través de la familia Joad de la profunda crisis que vivió Estados Unidos tras el crack de 1929. La crisis que vivió el pueblo. Los pequeños campesinos de la América profunda, que fueron desplazados por la automatización, la maquinaria y los latifundios, y cómo emigraron en masa hacia a California, hacia la tierra prometida, para darse cuenta que la miseria, la pobreza y la hambruna había llegado a todas partes sin excepción.

En un momento histórico descontrolado, los terratenientes acopiaban tierras y cada vez pagaban menos jornales a los obreros, aprovechando la marabunta de bocas hambrientas que vagaban y malvivían por las carreteras del país. Los salarios se hundieron, el trabajo se convirtió en subsistencia y explotación, y los californianos desarrollaron un sentimiento de rechazo y racismo hacia los emigrantes que llegaban cansados y harapientos en busca de un trabajo digno con el alimentar a sus hijos.

Es un libro desasosegante, no da un momento de respiro ni de optimismo. La familia Joad sufre un drama tras otro. Steinbeck los usa como altavoz para hablar de una realidad cruda y salvaje que imperó en los años 20 y 30 en Estados Unidos y que acabó con el pequeño agricultor y con la clase baja.

Escrita con una maestría incomparable, es un dramatismo hiriente. Novela de lectura ineludible, un imperdible que hay que leer sí o sí, y que deja huella, y no poco profunda.