Carreteras secundarias. Ignacio Martínez de Pisón

Si con "Dientes de leche" descubrí a un buen contador de historias, con "Carreteras secundarias" (2006) se ha confirmado.

Martínez de Pisón escribe muy bien. Sus novelas retratan muy bien la vida durante la dictadura en España. La vida de la gente humilde. De aquéllos que no tienen un rumbo y que deambulan por la historia sin pena ni gloria.

Tal es el caso de Felipe y su padre, los protagonistas de esta novela. El padre, viudo, renegado de su familia y que va de fracaso en fracaso en su vida profesional y sentimental. Felipe, el hijo, en plena adolescencia rebelde, sin un referente, sin un modelo, en un constante cambio de rumbo que no le permite definir su personalidad.

Dos almas errantes a lomos de un coche, que recorren parte de España, de timo en timo. Una huida hacia delante permanente, sin objetivos, salvo sobrevivir.

El escritor aprovecha esta historia para hablar de la España de los años 60 y 70 del siglo XX, cuando aún vivíamos en un aislamiento del resto del mundo, de la llegada de los americanos a España, de la vida precaria que llevaban muchos españoles y del principio del boyante negocio del turismo de playa.

Todo esto rodea a padre y a hijo. Un cúmulo de desencuentros, fracasos, callejones sin salida y fracaso.

Una novela que permite ver crecer a Felipe y acabar entendiendo que la vida que su padre eligió tiene unos principios e ideales y que acaba uniéndolos.

Fue llevada al cine en 1997 por Emilio Martínez Lázaro y protagonizada por Antonio Resines y Fernando Ramallo interpretando a padre e hijo respectivamente.

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