Corazón tan blanco. Javier Marías

Primera aproximación a Javier Marías. He leído muchas críticas y la mayoría lo definen como uno de los grandes escritores españoles del siglo XX y XXI, un referente mundial que se quedó injustamente sin el Premio Nobel, un virtuoso de la escritura.

Nacido en 1951 y fallecido en 2022, su carrera como escritor ha estado plagada de premios y con una gran acogida de los críticos y del público. Fue miembro de la Real Academia Española (RAE) desde 2006 hasta su fallecimiento, ocupando el sillón "R". Además, fue profesor de literatura en la Universidad de Oxford.

Hijo del filósofo Julián Marías fue, además, sobrino de Miguel Delibes, mi escritor más querido. Este parentesco sin duda marcó su estilo y su carrera literaria.

Javier María ganó numerosos premios relevantes a lo largo de su carrera, más allá del mencionado honor de ser miembro de la RAE. Destacan entre ellos:




  • Premio Nacional de Narrativa (1988), por su novela "El monarca del tiempo".
  • Premio Ciudad de Barcelona (1995), por su novela "Mañana en la batalla piensa en mí".
  • Premio Internacional IMPAC Dublin Literary Award (1997). Ganó este prestigioso premio por su novela "Corazón tan blanco".
  • Premio Salambó (2001), por su novela "Negra espalda del tiempo".
  • Premio de la Crítica de Madrid (2002), por su novela "Tu rostro mañana: Fiebre y lanza".
  • Premio Terenci Moix (2010), por su trayectoria literaria y su contribución a la literatura en lengua española.

Cabe destacar otros títulos como "Tomás Nevinson" (2021), "Los enamoramientos" (2011), "Tu rostro mañana" (2002), "Vidas escritas" (1992) o "El hombre sentimental" (1986). 

De su obra, largamente premiada, he optado por comenzar por si novela seguramente más famosa, aquélla que le encumbró y le dio visibilidad internacional: Corazón tan blanco.


Esta obra fue publicada en 1992. Tengo la edición de la editorial "Debolsillo", que cuenta con una extensión de trescientas páginas.

La novela empieza fuerte. Una mujer joven, durante una comida familiar, se ausenta, va al baño y allí se suicida. Una escena impactante, desde la que se inicia el relato de Juan, protagonista de la historia y sobrino interruptus de la difunta, de su mujer Luisa, y del padre de éste, Ranz, marido de la fallecida y de la hermana de ésta posteriormente.

Y a partir de ahí, la narración de Juan, intimista, personal, reflexiva, rasgos que dan idea de la forma de escribir de Javier Marías, profunda, con una prosa extremadamente rica, descriptiva e íntima.

El matrimonio, recién casados, aparece en Cuba, donde Juan reflexiona sobre el amor y el desamor, sobre la fidelidad, la pasión y la duración de las relaciones de pareja, sobre los miedos y el desgaste.

Juan y Luisa, ambos intérpretes, se conocieron en el trabajo, durante un encuentro entre dignatarios internacionales. Javier Marías aprovecha una escena intrascendente, ese lapso de tiempo que dura la conversación, para introducir reflexiones complejas sobre el poder, el amor, la lealtad y la persuasión. Aprovecha cada párrafo para hilar ideas y pensamientos, recurriendo a Macbeth para hablar de las bajas pasiones humanas.
Mis manos son de tu color, pero me avergüenzo de llevar un corazón tan blanco
El relato tiene un cierto viaje al pasado, a los recuerdos de la infancia y juventud de Juan, el narrador de esta historia. Introduce al personaje de Ranz, su padre y como éste le hace reflexionar sobre el matrimonio, el amor y los secretos, en el mismo momento en que Juan acaba de casarse con Luisa y sus invitados le esperan para iniciar el convite.

De allí, salto en el tiempo a la alcoba, donde conversa con Luisa sobre los secretos del pasado de Ranz, el descubrimiento de una tercera mujer en su vida y, de nuevo, los secretos, algo en torno a lo que gira la novela.
... el estado perfecto es el de la espera y el de la ignorancia, lo malo es que si supiera que ese estado iba a durar indefinidamente entonces ya no me gustaría tampoco.
Nuevo salto temporal, en esta ocasión hasta Nueva York, donde Juan cuenta su amistad con una colega y antigua amante ocasional y la relación de ésta con los hombres. Javier Marías aprovecha para adelantarse a su tiempo, visionario como pocos, y hablar de lo que hoy en día son las aplicaciones de citas, la hipocresía y lo que se oculta tras un perfil anónimo. Tópicos, sexo y superficialidad, camuflan en realidad sentimientos más profundos como la soledad, el miedo a no ser querido o la necesidad de ser aceptado socialmente.

El relato va y viene. De la cita misteriosa de Berta, la amiga de Juan, que guarda gran parecido con aquel desconocido al que atisbó en Cuba, a su casa en Madrid, donde se siente observado por Custardoy, viejo conocido de la infancia y socio de Ranz, su padre. 

Las dudas, los celos, los secretos, todo empieza a crecer, en una vorágine que amenaza con descontrolarse.

El final, perfecto, un triple tirabuzón que cierra el círculo, conecta el principio con el fin, o más bien el fin con el principio, con una declaración de Ranz que lo aclara todo, que desnuda al personaje y que de alguna forma asienta la relación de Juan y Luisa.

Acabo esta reseña de un libro que me ha gustado, con una frase muy buena y con descubrimiento de un escritor profundo, complejo, con una riqueza infinita en su pluma.
Escuchar es lo más peligroso, pensé, es saber, es estar enterado y estar al tanto, los oídos carecen de párpados que puedan cerrarse instintivamente a lo pronunciado, no pueden guardarse de lo que se presiente que va a escucharse, siempre es demasiado tarde.





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