Memoria de mis putas tristes. Gabriel García Márquez

 No he terminado de entender qué buscaba Gabo con esta novela corta. Tal vez reflexionar sobre la proximidad de la muerte, sobre la busca del amor en las postrimerías de la vida que todo lo cure, tal vez hablar sobre la dureza de la soledad y la calidez de la compañía humana.

El personaje, nonagenario, soltero y solitario, residente en una antigua casa colonial familiar, articulista en un periódico local y conocedor de todos los prostíbulos de la ciudad, decide acudir a una cita, solicitando a una meretriz disponer de una virgen.

Al conocerla, no puede más que enamorarse perdidamente de ella y acurrucarse a su lado. Y a partir de ahí, mientras reflexiona sobre su vida y hace balance, queda cautivado por la inocencia y sensualidad, a la vez que se aleja de lo carnal y mundano. 

Durante el relato, visita a antiguas meretrices a las que conoce, y rememora sus andanzas sexuales, sus intentos frustrados de asentar la cabeza y la decrepitud y decadencia de la vida.

Una novela corta que no me ha entusiasmado.

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