La senda del perdedor. Charles Bukowski

Llevaba años esquivando a Bukowski. Fruto de ideas preconcebidas, de lo que oía, no me atraía, sin llegar a conocer su obra.

Viendo a varios booktubers, es un autor recurrente en sus reseñas. Miembro de la generación maldita norteamericana, maestro del realismo más crudo ... todo son alabanzas para él.

Bukowski, fallecido en 1994, perteneció a la conocida como la "Generación Beat" junto con otros autores ilustres como William Burroughs o Jack Kerouac. Ésta se caracterizó por la contracultura, la libertad individual y la crítica social, algo que abunda en la presente obra, donde se muestra un estilo directo, crudo, sin matices, sin paliativos, en una visión de los suburbios, de los desarrapados, de los marginados.


Irreverente, autodestructivo, no dejó indiferente a nadie, como tampoco sucede con su obra. Han quedado para la hemeroteca algunas célebres frases suyas.

Cuando ocurre algo malo, bebes para olvidarlo; si ocurre algo bueno, bebes para celebrarlo; y si no pasa nada, también bebes para que pase algo.

Así que finalmente me lancé y opté por esta obra, "La senda del perdedor", novela de 1982 y una de las más célebres del autor. Lo abordé con una edición de la editorial "Anagrama", con traducción de Jorge García Berlanga, Ernesto Giménez-Caballero.

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Además de ésta, destacan en su obra novelas como "Factotum" (1975), "Mujeres" (1978) o "Pulp" escrita el mismo año de su muerte.

El personaje, Henry "Hank" Chinaski, según dicen los expertos, utilizado por Bukowski para hablar de si mismo. Con Chinaski, recorremos la norteamerica de principios del siglo XX. Tras el crack del 29, la economía americana está hundida, hay una gran depresión nacional, tanto económica como social. Henry, hijo único de una familia pobre, con un padre violento y que trata de mantener las apariencias fingiendo tener un trabajo que no tiene, constantemente abusando de su hijo y su mujer para ahogar sus propias frustraciones y traumas.


En este entorno, Chinaski no puede acabar bien. Mal estudiante, sin referentes ni pilares familiares, marginado, proscrito, va degradándose desde su más tierna infancia hasta su juventud, período que recoge el libro.

Temas como el alcoholismo, la violencia y el sexo, deambulan sin tapujos por el libro. Bukowski es capaz de trazar una historia solvente, atractiva, haciendo que lo soez no lo sea tanto, rascando hasta el hueso, mostrando las cosas tal y como son, sin eufemismos.

Un libro descarnado, crudo, que muestra la realidad de los años 30 en Estados Unidos y como la Segunda Guerra Mundial fue seguramente el flotador que permitió a ese país resurgir.

Lectura muy interesante, centrada en un único personaje, Chinaski, acompañado a lo largo del viaje por algunos otros más o menos secundarios. Recomendable lectura.



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