Riña de gatos. Eduardo Mendoza
La cabra tira al monte o en este caso cabría decir, Mendoza tira al enredo. La novela empieza sobria, seria, histórica. Un intelectual británico, especialista en Velázquez, recibe un encargo para desplazarse a la inestable España de principios de 1936 para tasar la colección de un noble.
A partir de aquí, Mendoza saca su varita y empieza a trazar una trama irónica, histriónica y cómica, muy fiel a su estilo. El protagonista, se ve envuelto en una rocambolesca historia, en la que confluyen las fuerzas de seguridad de la República, la Falange con Primo de Ribera en primera persona, la citada familia de alta alcurnia e incluso los servicios secretos rusos.
Alrededor de un desconocido cuadro cuyo presumible autor es Velázquez, Mendoza nos muestra una pléyade de personajes, de lo más noble a lo más callejero, de lo más refinado a lo más llano, muy a su estilo.
Varios hilos entran y salen de la historia principal, que gira en exclusiva en Anthony, el tasador, que se debate entre continuar con el enredo para que su nombre vaya asociado al descubrimiento artístico, el amor juvenil y la pasión más ardorosa, con tres mujeres rondándole, y el miedo y el deseo de salir de todo aquel volcán a punto de explotar y volver a su país.
Nada es lo que parece, lo personajes tienen todos una doble moral y la picaresca y el enredo están por todas partes.
Una novela inconfundible de Mendoza y muy recomendable, que fue Premio Planeta en 2010.
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