How to avoid a climate disaster. Bill Gates

 Tras Petrocalipsis, de Antonio Turiel, he seguido profundizando en el cambio climático, a qué nos enfrentamos, las herramientas con las que contamos y los plazos.

Y la verdad es que el libro de Bill Gates me ha dejado francamente preocupado. No veo opciones claras a futuro, herramientas o estrategias contrastadas que nos permitan salir de esto. Que una de las personas más ricas del mundo, uno de los mayores filántropos y, además, uno de los grandes tecnólogos, no vea un camino claro ni tecnologías ya medianamente maduras para enfrentarnos al desastre climático que tenemos encima, no invita al optimismo.

Pone mucho foco en potenciar las renovables, aunque como decía Turiel la electricidad no es el meollo del problema, en desarrollar nuevos materiales y procesos de fabricación que reduzcan la huella de carbono de materiales básicos como el cemento, el acero o el plástico o que se invierta en el desarrollo de carne sintética que reduzca las emisiones de metano procedentes de la ganadería intensiva.

Sin embargo, lo verde es caro. Y esto es un escollo difícilmente salvable. El sobrecoste que supone ahora mismo el uso de energías verdes, la adquisición de un vehículo eléctrico o el desarrollo de filtros que capturen CO2 no permiten que puedan extenderse masivamente.

Todos lo expertos marcan 2050 como el año al que hemos de llegar con cero emisiones, pero no hay tecnología madura, ni la que hay es accesible o de impacto real en el problema.

Gates habla de tres palancas que hay que activar simultáneamente: legislación, que grave los productos y servicios basados en combustibles fósiles así como subvencionar e invertir en productos y servicios verdes, tecnología, que dé respuesta al reto al que nos enfrentamos (incluyendo reabrir el debate sobre la energía nuclear, que pone sobre la mesa en el libro claramente) y lo que denomina el mercado, es decir, todos nosotros, la presión que ha de ejercer la sociedad civil para que los legisladores vean la sensibilidad que sus votantes tiene hacia el cambio climático y apuesten e inviertan en ello.

Francamente, el libro no es optimista. Lo enfocas con la idea de que Bill Gates ha de tener la solución, un conejo en la chistera o una veintena de startups con ideas revolucionarias para acabar con el CO2 y lo acabas pensando que está todo por hacer y que el libro es un grito desesperado, haciendo uso del altavoz mediático que tiene el fundador de Microsoft, para despertar conciencias y que todos nos pongamos a remar para tratar de resolver este apocalipsis climático que como espada de Damocles tenemos encima de nuestras cabezas nosotros y las generaciones venideras.

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