Territorio Comanche - Arturo Pérez-Reverte
De Pérez-Reverte he leído mucho y le he ido descubriendo con los años. Borrosos quedan mis recuerdos de su etapa de corresponsal de guerra, con su chaleco caqui haciendo crónicas desde todos los puntos de conflicto del mundo.
En "Territorio Comanche", repasa con un enfoque muy particular la vida del reportero de guerra. Centrado en el sangriento e irracional conflicto de los Balcanes de la década de los 90, Pérez-Reverte describe con su habitual y descarnada crudeza la vida al filo de la navaja de los reporteros, que se juegan el pellejo cada día por una exclusiva, una imagen imborrable o un testimonio único. Los describe, entiendo que incluyéndose a sí mismo, poco menos que como adictos a la adrenalina de la guerra, como seres de otra especie que solo saben vivir narrando la muerte que les rodea.
A través de los ojos de Márquez y Barlés, dos de sus compañeros, el libro alterna entre el presente que ambos viven, al pie de un puente que ha de ser dinamitado por las tropas croatas que huyen de las tropas bosnias, y sucesivos flashbacks que utiliza como recurso para hablar de ese oficio que practicó y posiblemente le dotó de esa particular forma de ser que atesora.
Como siempre en Pérez-Reverte, el libro está majestuosamente escrito, con un ritmo trepidante, sabiendo intercalar todo tipo de sensaciones y sentimientos, haciéndolos sentir propios. Te atrapa con su verbo rico, descriptivo, desnudo y descarnado. Te mete en la trama, en esta ocasión ensayo más que novela, te hace oler, ver y escuchar lo que escribe.
Tras haber leído la trilogía (hasta ahora) de Falcó, este giro permite descubrir a otro escritor, o más bien otra de las múltiples caras de este escritor. Un libro que a pesar de tener más de veinte años, se mantiene plenamente vigente, pues bastaría cambiar ubicaciones y nombres de hoteles para estar hablando de cualquiera de los conflictos armados que existen en la actualidad.
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